A pesar del tsunami de cuestionamientos que viene recibiendo el proyecto desde hace varios días por la comunidad marplatense, el oficialismo buscará este jueves aprobar en una nueva sesión del Concejo Deliberante la excepción para construir una controvertida torre de 35 pisos en Alem y Gascón.
Desde la oposición denuncian que se trata de “un verdadero dislate urbanístico” porque “allí donde se permite construir siete metros se van a construir 130”.
En el proyecto, promovido por la firma Paisajes Urbanos MDP de Florencia Miconi, se otorga excepciones para llevar adelante una propuesta que abarca la preservación, puesta en valor y refuncionalización del chalet de María Frers de Mahn, declarado de interés patrimonial, y de dos inmuebles con valores patrimoniales aún sin declarar que forman parte de un conjunto del ingeniero Alula Baldassarini.
Durante la pasada semana en la reunión de la comisión de Obras, el bloque de concejales de la UCR propuso un artículo para que, en compensación por los metros que construirá por encima de lo establecido en el Código de Ordenamiento Territorial, la empresa de Miconi ejecute obras de puesta en valor de la Rambla, en jurisdicción provincial.
Sin embargo, desde el gobierno de Axel Kicillof rechazaron la compensación y afirmaron que la obra de la Rambla será llevada adelante mediante una nueva licitación por la Provincia. Mientras tanto, crece el repudio de los marplatenses ante el millonario negocio inmobiliario.
A continuación, se publica una nota que este miércoles vecinos del barrio Stella Maris le presentaron al Defensor del Pueblo, Marcelo Lacedonia.
A la Defensoría del Pueblo de Mar del Plata:
Nos dirijimos a Uds. en nuestra calidad de ciudadanos comprometidos con la preservación de nuestro patrimonio histórico y cultural, con el fin de exponer nuestra profunda preocupación por la reciente propuesta de construcción de una torre de 35 pisos sobre el lote del Chalet de Marias Frers de Mahn, conocido como “La Robla”, ubicado en la zona de Alem, en la ciudad de Mar del Plata.
Este lote, en el que se encuentra el Chalet La Robla, es un testimonio invaluable del patrimonio arquitectónico de la ciudad. La construcción de una torre de semejante magnitud no solo alteraría gravemente la estética y el valor histórico de la zona, sino que va en contra de lo establecido por la Ley 10419, particularmente en su Artículo 10, que establece claramente las pautas para la preservación de los bienes culturales y arquitectónicos de la provincia.
El artículo en cuestión protege los bienes considerados de valor histórico, arquitectónico o artístico, prohibiendo modificaciones o intervenciones que alteren sus características esenciales sin la autorización correspondiente. La construcción de una edificación de tal envergadura no solo quebranta este mandato, sino que también desvirtúa el entorno urbano que el Chalet ha definido desde su construcción.
La protección del patrimonio cultural no es solo una obligación legal, sino un compromiso con la identidad y la memoria colectiva de las generaciones presentes y futuras. Destruir o modificar irreversiblemente bienes como La Robla, que son parte integral de la historia de Mar del Plata y de la provincia, implicaría una pérdida irreparable.
Estos son tan sólo algunos de los efectos adversos:
Pérdida del patrimonio cultural: Se elimina un legado arquitectónico y cultural irremplazable, afectando la identidad de la ciudad.
Contaminación visual: Las torres desentonan con el paisaje, rompen la armonía visual de un barrio tradicional.
Destrucción de espacios verdes: Los jardines y árboles que rodean las casas patrimoniales son eliminados, afectando el medio ambiente y reduciendo la calidad de vida.
Aumento de la densidad poblacional: La construcción de torres incrementa la cantidad de residentes en un área que no está diseñada para soportar tal densidad, generando problemas de infraestructura, tráfico y servicios.
Impacto en la calidad de vida: Las nuevas torres generarían mayor ruido, congestión vehicular y alteraciones en la tranquilidad del barrio.
Sombra y pérdida de luz natural: Las torres proyectan sombras sobre las viviendas circundantes, disminuyendo la luz natural y afectando la habitabilidad del entorno. Esos vecinos luego también querrán vender sus propiedades y es probable que sean utilizados esos espacios para otras inversiones inmobiliarias.
Alteración de los vientos: Las torres de gran altura modifican el flujo natural de los vientos en el área. Este fenómeno, conocido como el «efecto túnel», genera ráfagas más fuertes y concentradas a nivel del suelo en las zonas cercanas a las torres
Desvalorización del entorno: La presencia de grandes edificios en barrios históricos devalúa las propiedades y afecta el carácter residencial, desplazando a los vecinos originales.
Precedente peligroso: Permitir la construcción por excepción abre la puerta a futuras violaciones de las normativas de protección patrimonial.
Impacto negativo en el turismo: Las casas patrimoniales y los barrios históricos son atractivos turísticos clave en muchas ciudades, ya que ofrecen una conexión con la historia y la identidad local. Al demoler estas casas y cambiar drásticamente el entorno, Mar del Plata podría perder parte de su encanto único, reduciendo su atractivo para los turistas que buscan experiencias culturales y arquitectónicas auténticas. Además, el barrio es visitado por su ambiente y belleza, que serían alterados al introducir torres modernas.
Esta decisión, será irreversible. Los vecinos lo invitamo a caminar por el barrio y contemplar / sentir lo que no se puede transmitir en palabras, en estas casas y en la naturaleza que las rodea se encuentra parte del alma de nuestra ciudad, les pedimos que con una mano en el corazón, piensen bien esta decisión que afectará para siempre a Mar del Plata.
Basta de moles de cemento que rompen con la armonía del entorno. Tomemos como ejemplo las grandes ciudades europeas que aplican normativas que limitan la altura de las construcciones en sectores históricos para mantener el carácter tradicional y proteger el patrimonio.
Si desean generar más puestos de trabajo o inversiones, pueden hacerlo en otros puntos de la ciudad menos densos, sin afectar nuestra identidad cultural e impulsando el crecimiento económico junto con la expansión de la ciudad.
Fundamentar estas excepciones haciendo referencia a las inversiones y las fuentes de trabajo es incongruente. La preservación patrimonial no es en modo alguno incompatible ni con las inversiones ni con las fuentes de trabajo ni con el crecimiento y desarrollo de una ciudad. El mundo entero tiene incontables ejemplos de ello. No estaría de más que quienes tienen la responsabilidad de pensar en estrategias de planificación urbana investiguen cómo hacen en otras latitudes.
La vigencia de un sistema que dan en llamar “compensaciones” es sencillamente una justificación que ofende toda racionalidad.
Sacrificar el espacio urbano de manera definitiva y para la eternidad a cambio de lo que es obligación municipal, como puede ser arreglar una plaza o cambiar las baldosas de algunas veredas, no resiste el menor análisis. Eso sí…desnuda la inoperancia de una gestión que no puede cumplir con lo que es básico para un administración municipal.
Solicitamos respetuosamente que investiguen de manera urgente para frenar este proyecto y evitar un daño irreparable al patrimonio cultural de la ciudad. La preservación de La Robla es esencial para mantener el legado histórico y arquitectónico de Mar del Plata, y creo firmemente es el organismo indicado para actuar de manera eficaz en esta cuestión.
Agradecemos su atención a este asunto y quedamos a disposición para cualquier consulta o información adicional que consideren necesaria.
VECINOS BARRIO STELLA MARIS